Estaba en aquella cafetería. Una mañana movidita. Ambiente. Movimiento de entra y sale de gente de oficinas.
¡Hola amigo Emilio! -respondió el camarero al cliente.
¡Mi amigo es este! -y se dió unas palmadas en el bolsillo, con la mano izquierda.
¿Sería zurdo?, ¿tendría allí la foto de su perro?, o ¿la cartera?
Don Dinero y Doña Pasta, han hecho una gran campaña por la amistad.
Desde pueblitos a gobiernos nacionales, han acogido con entusiasmo su innegable esfuerzo por la comunicación de las comunidades.
Aquí o acullá, han comprado terrenitos, empresas, fábricas, pequeñas oficinas, partidos políticos, personas con pocos recursos morales ¿o materiales?, etc., etc. Incluso al Sr. etcétera.
Sería bueno dónde colocamos los valores personales, para que estos señores no crecieran en tanta influencia, y sí otras buenas historias que contienen lo más valiente y hermoso de la vida: la vida humana y su historia.
Un fuerte abrazo.
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